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Riad Azcona, nace desde el corazón de una española amante de la cultura, la gente y el país que la adoptado: Marruecos.

Los deseos e elusiones personales, se han convertido en realidades.

Marrakech, fué la ciudad elegida para éste mi nuevo modo de vida, decidí crear a mi niño pequeño: "RIAD AZCONA", para vuestro disfrute (y el mío, si así lo sentís, si queréis compartir espacios de tiempo conmigo) en mi maravillosa y mágica ciudad, transmitir el amor que yo siento por ella, compartirlo y crear momentos inolvidables.

 

Ubicado en el tranquilo distrito de la Medina de Marrakech, cerca del Palacio de la Bahía, la Plaza Jmaa el Fnaa y los zocos. Dispone de alojamientos bonitos y servicio personalizado.

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El establecimiento cuenta con conexión wifi gratuita.

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Su personal ofrece servicio de reserva de restaurantes, reserva de spa, hamman y masajes, organiza excursiones y visitas culturales.

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Las habitaciones son cómodas e incluyen aire acondicionado/calefacción y baño privado. Cada una de ellas está decorada evocando diferentes barrios de la mágica ciudad roja.

Hay habitaciones familiares disponibles.

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El riad sirve, bajo petición, especialidades culinarias locales con frutos secos y evocadoras especias, delicadas verduras y hortalizas marroquíes y cocina tradicional española, todo elaborado con ingredientes frescos, que darán como resultado un festival de aromas, colores y sabores.

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El establecimiento tiene un patio soleado con calefacción en invierno, es el alma de la casa, la luz que invade todas las estancias y su frescor, hace que cada rincón de éste riad de ensueño, sea íntimo y acogedor. Ofreciendo el mayor confort y disfrute al huésped y una terraza panorámica con vistas al Palacio de la Bahía y las montañas del Atlas, desde el cual, podemos escuchar la última llamada a la oración, mientras disfrutamos del trino de las golondrinas y la brisa del Atlas llega a la ciudad. Mágico momento del atardecer en Marrakech.

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Hay servicio de traslado al aeropuerto, disponible bajo petición y por un suplemento.

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El desayuno se puede disfrutar en cualquiera de los espacios del riad, siendo servido normalmente en el comedor, en una mesa reciclada, evocando otras épocas y otro medio de vida, herencia familiar, se trata de un trillo con el que mi familia materna en época de recolectar la cosecha, separaba el grano de la paja. Comprende: café recién hecho, leche, zumo de naranja recién exprimido, queso, mantequilla y diferentes mermeladas caseras, además de contar con especialidades típicas caseras marroquíes, que varían a diario, como creps, bizcochos, tortitas...

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POR QUÉ VIAJAR A MARRAKECH (Te damos 7 maravillosas razones)
Ciudad de oficios artesanos, bullicio y grandes dinastías, Marrakech es una de las joyas más apreciadas del vecino país marroquí. Para sentirla y empaparse bien de ella hay que mezclarse con la muchedumbre, perderse en sus zocos entre especias, babuchas y alfombras al paso de motos, bicicletas y carros tirados por burros y degustar desde las alturas a la caída del sol uno de sus dulces tés con menta. La Ciudad Roja encandila al viajero atacando todos sus sentidos y atrapándolo para siempre.

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1- Está cerca, muy cerca: A un máximo de 2h de vuelo desde cualquier punto de la península, como quién dice a “a tiro de piedra”.

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2- Los riads: Son casas tradicionales marroquíes cuyas habitaciones y estancias se asoman a un patio central donde cada mañana te esperará un fabuloso desayuno. Se esconden por toda la Medina tras inmensas puertas de madera y laberínticos callejones sin salida.

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3- Perderse en los zocos: No hay visita digna a Marrakech sin perderse, en el sentido más literal de la palabra, por sus laberínticos zocos. Estas callejuelas comerciales te encandilarán y querrás pasear una o otra vez entre puestos de especias, aceitunas, cuero, bandejas de cobre, babuchas y alfombras.

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4- La plaza Jmaa el Fna: Esta plaza es el gran escenario de Marrakech difícil de captar con una sola mirada. Podrías pasarte horas allí y días enteros descubriendo sus 1.000 caras. Por el día zumos de naranja en los carros que se extienden por toda la plaza presidida por la Koutoubia, al atardecer se contempla su mejor cara desde las alturas de alguna de sus terrazas tomando un té con menta y por la noche encantadores de serpientes, monos malabaristas y todo tipo de cánticos acompañan los puestos de comida adornados con guirnaldas de luces.

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5- Pequeños museos: Entre la Medina de Marrakech, escondidos entre las callejuelas, vamos descubriendo joyas una tras otra.

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6- Yves Saint Laurent: Este modisto y su marido vivieron y renovaron el Jardín Majorelle. Un precioso jardín natural con todo tipo de plantas procedentes de distintos lugares del mundo (bambúes, cactus, nenúfares… un pequeño oasis dentro de la ciudad).

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7- Visita a un hamman: Es un ritual marroquí, que suele constar de baño de pies, baño de vapor, ducha con cubos de agua sobre asientos de piedra, exfoliación con jabón negro, masaje con aceite de argán y un ratito de relax disfrutando de un té con menta. Resultado: un relax absoluto y una piel espléndida.

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